martes, 9 de febrero de 2010

Y ahora, madres en alquiler

Raúl Espinoza Aguilera

En fecha reciente, la diputada del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Maricela Contreras anunció que legisladores de su partido en la Asamblea del Distrito Federal estudian una iniciativa de ley para regular el préstamo de úteros en la Ciudad de México.

Dijo confiar en que durante el periodo de sesiones que inicia el 15 de marzo, se logre su aprobación, con el apoyo de la bancada del PRI, ya que cuenta con el respaldo del gobierno capitalino.



La diputada aduce que “hay usura en el tema y lo que buscamos es que impere un principio altruista” (“Reforma”, 2-II-10, p. 1).

Desde luego, es evidente que el PRD está siguiendo una agenda impuesta por organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y diversas ONG, ya que en un tiempo relativamente corto han legalizado el aborto, las sociedades de convivencia, los matrimonios homosexuales. Han dicho que apoyan, también, la legalización abierta y total de las drogas; un anteproyecto de ley sobre la eutanasia, otro más sobre legalización de la prostitución y ahora pretenden dar carta de legalidad a las “matrices en alquiler”.

Verdaderamente sorprende la cantidad de aberraciones que el PRD quiere imponer en México, siguiendo modelos completamente extraños a nuestros valores nacionales, pretendiendo imitar a países como España, Suecia, Holanda, etcétera quienes van a la “vanguardia”, no del progreso, sino de la degradación moral de sus ciudadanos.

Sólo por brindar un ejemplo, en el caso de la eutanasia en Holanda, en la que existe una evidente intervención médica para eliminar vidas humanas, en 1990 había 15 mil 400 muertes y en el 2001 se contaban ya con 31 mil 600 víctimas. Me imagino que actualmente estarán más allá de los 35 mil casos en los que los médicos y enfermeras privan de la vida a ciudadanos holandeses.

¿El resultado? Cientos y cientos de ancianos huyen de Holanda para ser atendidos en otros hospitales de países vecinos o ser internados en asilos que sean plenamente confiables y en los que no se les quite la vida, sin siquiera pedirles su consentimiento (confrontar Aceprensa, No. 43/07).

Pero volviendo al tema de las “matrices en renta”, es de sentido común que la sexualidad de un hombre y una mujer, dentro del matrimonio y en orden a procrear hijos, tiene un hondo significado de unidad y donación mutua de los cónyuges.

Es el ámbito propio de su realización y también tiene una función de complementariedad física, moral y espiritual.

“La sexualidad mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal.

“Ella se realiza de modo verdaderamente humano solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte” (Catecismo de la Iglesia Católica, No. 2361).

Cada hijo es un fruto viviente y encarnado de ese amor de los esposos, como comentaba el Papa Juan Pablo II. De manera que ese vínculo conyugal reviste de una gran dignidad.

La doble finalidad del matrimonio es el bien de los esposos y la trasmisión de la vida. Estos dos valores fundamentales no se pueden separar ni alterar, porque afectaría directamente a su fidelidad, a su amor mutuo y a la fecundidad de la familia.
Dicho en otras palabras, esa unidad en la relación sexual de los esposos tiene una gran fuerza antropológica y espiritual y no puede ser rota por motivos experimentales o utilitarios. Es decir, ni por pretextos de experimentación científica, ni pragmáticos.

En el caso de las “madres sustitutas o de alquiler” son aquéllas mujeres que aceptan la inseminación artificial con el esperma del padre y se comprometen a entregar después el niño a la pareja que lo encargó.

Lo que comúnmente sucede es que esas “madres de renta”, cuando llega el momento del parto ya se han encariñado con el niño y se desdicen del trato.

Algunas voces señalan que, si esas aberraciones prosperan, en el futuro se crearán dos clases de mujeres: las que tendrán los medios para remunerar a una madre de alquiler y las que darán a luz hijos por encargo, como un medio para ganarse la vida.

El conocido periodista, Ignacio Aréchaga describe con ironía cómo quedaría la “vanguardista” situación familiar: “La foto oficial de un matrimonio de moda comprendería en un futuro próximo a los siguientes personajes, junto a los felices esposos:

“Por parte de la novia, su padre jurídico, su madre biológica, el donante del esperma que engendró a la novia y que ha planteado un proceso para tener derecho a visita, el director del banco de semen y la hija del primer matrimonio de la madre;

“Por parte del novio, la madre genética que aportó el óvulo, la madre biológica que alquiló su útero y dio a luz al novio, el médico que hizo la fecundación artificial, el director de la agencia que puso en contacto a ambas madres (el padre no aparece, pues murió cinco años antes del nacimiento del chico: pero como había dejado su esperma congelado, su mujer pudo tener el hijo cuando ya había superado la menopausia)”.

Sin duda, una broma para ridiculizar los excesos en que fácilmente se podría caer cuando se actúa contra lo que el sentido común, la lógica, el derecho natural y la misma naturaleza humana nos dicen.

¿Pero qué pretende el PRD? ¿Acabar con los cimientos y valores que han forjado a una patria? ¿Seguir fielmente unos lineamientos impuestos desde el exterior?

Me pregunto también si son conscientes del desgaste político que está teniendo su partido, ya que todas estas iniciativas de leyes que han impulsado son enormemente impopulares y ajenas a nuestra cultura e idiosincrasia. Satisfacen únicamente a unas minorías.

¿O es que les importa más alinearse, por motivos económicos y políticos, con los gobiernos socialistas europeos? ¿Buscan presentar una imagen “modernista”, ante esas naciones, en la carrera presidencial rumbo al 2012?

Sea lo que fuere, el PRD –sin duda– pagará una factura histórica en las urnas por esta serie de graves errores políticos, ya que están pretendiendo minar los valores que han consolidado a México y eso no lo olvidan tan fácilmente sus millones de ciudadanos.